LA PÁGINA DE LOS CORREDORES

La verdadera mediocridad es no intentarlo

La verdadera mediocridad es no intentarlo

"Ir a los Juegos Olímpicos nada más a participar es un desperdicio, no tiene sentido llevar a un atleta que a duras penas logra clasificar. Después de todo, si no tiene posibilidad de ganar mejor que ni vaya a hacer el ridículo, inviertan los recursos en nuevos atletas". En resumen, así piensan muchos.

Luego del intento fallido de César Lizano, Jenny Méndez y Jonathan Varela el fin de semana pasado, las críticas llovieron desde el cielo cibernético: "¡Mejor que no lo hayan logrado, así no se gasta más plata pues de por sí no tenían chance de ganar nada en Río 2016!", dijeron muchos. Y está bien. Es decir, es un punto de vista válido. Pero señores, con todo respeto, están equivocados.

No porque yo lo diga, eso no valdría de mucho. Lo dijo ni más ni menos que el fundador de los Juegos Olímpicos modernos, el señor que escribió con su puño y letra la Carta Olímpica y en ella detalló los valores del olimpismo. Y, sorpresa sorpresa, esos valores no son de oro, ni de plata, ni de bronce. Tampoco son ganar y ganar y vencer y derrotar, ni ser el mejor de todos o mejor no ser del todo. No señores, el espíritu olímpico no es ganar, es intentarlo, y eso no es mediocridad. La verdadera mediocridad es no intentarlo.

Hace 120 años, mientras inauguraba la primera edición de los JJ.OO. modernos allá en Grecia, el barón Pierre de Coubertin lo dijo clarito: "El Espíritu Olímpico trata de crear un estilo de vida basado en la alegría del esfuerzo, en el valor educativo del buen ejemplo y en el respeto universal de los principios éticos fundamentales". Está bien: ni César, ni Jenny, ni Gabriela Traña van a ir a ganar la maratón de los Juegos Olímpicos. Eso lo sabemos y lo saben ellos mismos mejor que nadie. Pero son en estos momentos, entre todos los cinco y pico millones de costarricenses, los que más cerca están de representar a este pequeño país en la maratón de la reunión deportiva más grande del mundo.

¿Y de qué sirve eso si no ganarán? Pues de mucho. Cómo dicen las palabras de Coubertin: educación y ejemplo. ¿Cuántos niños no están viendo a César en sus esfuerzos por ir a Río 2016? ¿Cuántos no vieron a Gabriela Traña en la maratón de los JJ.OO. de Londres? Ellos, aunque no son los mejores maratonistas del mundo, son los mejores maratonistas de Costa Rica y son el mejor ejemplo para quienes los ven. También educan: demuestran perseverancia, lucha y esfuerzo por salir adelante. Quizás César y Gabriela vieron a José Luis Molina en Atlanta '96, y quizás Molina vio a Rafael Ángel Pérez en Munich '72. Ninguno de ellos ganó ni estuvo cerca de ganar, pero quizás de ahí muchos sacaron inspiración y ejemplo para salir adelante. 

De nuevo, la sabiduría de Coubertin: "Lo más importante del deporte no es ganar, sino participar, porque lo esencial en la vida no es el éxito, sino esforzarse por conseguirlo". No es mediocridad, es ejemplo de lucha y ánimo por salir adelante. Solo unos pocos pueden ser los mejores del mundo, y eso no significa que todos los demás sean mediocres. Todos podemos intentar ser los mejores, y ese es el valor que se intenta transmitir con los Juegos Olímpicos. Por eso en Londres 2012 participaron 10.568 atletas y solo se entregaron 302 medallas de oro. Si el lema olímpico fuera ganar, ganar y ganar probablemente hubieran competido menos de 1000 atletas que realmente tenían posibilidades de ganar.

Los demás no van a pasear, van porque se han ganado el derecho de estar ahí entre los mejores del mundo con la banderita de su país en el pecho. Van porque son motivación para muchos y porque son el vivo ejemplo de que sí se puede llegar a la mejor competencia deportiva del mundo con esfuerzo y disciplina. Claro que deberían luchar por ser mejores, claro que sería genial que lucharan por el oro como lo hicieron las hermanas Poll en los ochentas y noventas, pero vamos, que todos los atletas del mundo lo están intentando también y no se puede llegar siempre a lo más alto. Hay momentos, hay etapas, hay rachas. Y mientras tanto, mientras no estemos arriba, hay que seguir luchando. 

"Lo mejor que tienen los sueños es que se pueden hacer realidad", otra genialidad de Coubertin. ¿Y por qué no invertir en nuevos valores, en atletas más jóvenes que puedan hacerlo mejor? Claro, estamos de acuerdo. Pero no es que por darle apoyo a César y a Gabriela, que ya están en sus treintas, van a dejar de darle a otros. Se les apoya, a pesar de su edad, porque aún son los mejores. Y de paso el Comité Olímpico Nacional está apoyando a todos los que vienen con más juventud en su sangre. Pero antes de soñar con oros y platas, esa juventud primero tiene que ver y aprender lo que cuesta apenas clasificar a los Juegos. Y para enseñarles ahí están los Césares, las Gabrielas, los Nerys y todos los demás. 

Así que más respeto, y ánimo para todos los que lo intentan.

Entrénate