La compulsión por hacer trampa parece ser tan común en los deportes como el mismo deseo auténtico de ganar jugando limpio. El ciclismo es quizás el deporte con más evidencia y escándalo en dopaje pero el atletismo no está muy lejos de eso: Justin Gatlin, Marion Jones, Dwain Chambers, Ben Johnson son algunos de los nombres más famosos que se han manchado con dopaje.
¿Y el altetismo de fondo? Hasta ahora se había mantenido relativamente limpio (o más bien no le habían encontrado lo sucio), pero cada vez es más evidente que está plagado de tramposos. Rusia, China y Kenia son solo algunos de los países a los que se les ha despatado la olla podrida recientemente. La Federación Rusa de Atletismo enfrenta una seria ola de acusaciones que incluso podrían impedir que atletas rusos compitan en Río 2016. Entre los atletas acusados aparecen las medallistas de oro y bronce en los 800 metros de los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
El sistemático dopaje de atletas chinos en los ochentas y noventas también parece estar destapándose, empezando por el récord mundial de 10.000 metros planos de la china Wang Junxia que tiene más de 25 años vigente y nadie se le ha acercado ni a 20 segundos. Semejante rendimiento despierta lógicamente sospechas, pero hasta ahora no se había podido probar nada.
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Una carta que aparentemente enviaron atletas chinas a un reportero de su país hace 19 años dice que "por muchos años [el entrenador] nos obligó a tomar grandes dosis de drogas ilegales". Las autoridades de la IAAF están investigando la autenticidad de la carta para decidir las sanciones, entre las cuales estarían la eliminación del fabuloso récord de Junxia y su medalla olímpica de Atlanta '96.
Ante tanto caso cabe hacerse la pregunta, ¿hay alguien limpio por ahí? ¿Queda alguien honesto? ¿Cuántos récords mundiales y medallas olímpicas son falsas producto de dopaje? Son preguntas un poco pesimistas, lo confieso. Es muy difícil imaginar a leyendas como Kenenisa Bekele y Haile Gebrselassie en malos trotes, y sinceramente creo que ellos y muchos otros son magníficos corredores y su rendimiento ha sido honesto. Pero inevitablemente la ola de trampas que se ha descubierto recientemente por todo lado hace que uno sospeche de más.
El dopaje en el atletismo de Costa Rica se ha mantenido relativamente virgen, pero podría ser por falta de controles eficientes y no porque no suceda. Dejando a la elite de lado, parecería lógico pensar también que en cualquier carrera de calle, especialmente maratones y medias maratones, hay un (¿alto?) porcentaje de atletas que sacan fuerzas de donde no deben. ¿Qué pasaría si de repente hacen un control antidopaje sorpresa aquí en una carrera? ¿Cuántos tramposos hay entre nosotros? No importa, en todo caso, pues no estamos peleando medallas olímpicas. Allá cada quien con la honestidad de sus marcas personales, pero por simple curiosidad, ¿cuántos son?
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